miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mi infancia

Las sensaciones puras se aprenden en la infancia, aprendemos a sentir el amor, la seguridad, el miedo, las ganas, la calma y quien sabe cuanta cosa más. Casi todo lo que somos se lo debemos a los personajes y entornos que poblaron nuestra puericia, en mi caso enumerare mis mejores recuerdos, lo que me hizo quien soy.

El amor me lo heredo mi abuela, esa mujer que no puedo describir pues solo Dios sabrá inventar una palabra tan grande para describirla, esa mujer que quedo invalida a los 3 años pero que aprendió a andar por el mundo con el corazón abierto a quien necesitara de su inmensa luz, así; parió 2 hijos de cuerpo y tres más de corazón, yo fui uno de ellos. Me enseño a amar con las cosas simples, con sus abrazos de uñas largas y con mirar llover en la ventana, de rodillas, en silencio, piel a piel, orando en nuestras mentes a los recuerdos; yo, pensando el aire en la ópera de goteo, ella de seguro llorando su Cañas en cada gota o el amor que había partido.

La calma me la heredo mi tío Víctor, hombre pequeño y reseco por el sol, dejaba una estela de brillantina por donde pasara y venia las manos negras por su labor de mecánico. Me sentaba horas en el rancho que le servía de taller, era un pequeño oasis en el centro de la ciudad, una selva de guayabos, limoneros y todas las frutas habidas y por haber a orillas del río Turrialba. Escuchaba en silencio el tin tan de las herramientas, los golpes del mazo y el eterno sollozo del río, desarmaba la moto pieza por pieza y arrinconaba los brillantes garabatos en el tabanco, yo trataba de entender como era que tantas piezas hacían funcionar esos pequeños motores, solo miraba en silencio y estudiaba el arte de la mano del artista. Esas horas todavía rondan en mi cabeza, esas tardes sentado en la horqueta viendo a mi tío trabajar, moteados por el sol naranja de las 10 que se colaba entre las hojas y las latas, esperando no se ni que, pero esperando. Te ame muchísimo tío y aun me duele tu partida, tal vez, y si en el cielo hay motos, seguirás en tu rutina y nos volveremos a encontrar.  

muy pronto la segunda parte...

 

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