miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mi Infancia 2

La fantasia me la dono mi tio toño, de hecho era lo unico que me podia dar, estaba inundado de buena voluntad y era un poco fantasioso, añoraba un ayer que vivia mas en su cabeza que en una realidad; él era marinero, y, partiendo de sus fantasticos relatos pareciera que fue compañero de Marcopolo, Morgan y Cousteau. Pasaban ligeras las horas entre relatos y preguntas, no habian fechas ni datos, solo imagenes cuasi - palpables en mi mente de siete años, si hoy sumara "Las Aventuras de Toño" de seguro me daria como resultado una de dos, o habia más de un Toño en altamar o Toño tiene lo menos 500 años, pero eso no tenia importancia para aquel que nutrio mis recuerdos con esas historias increibles de piratas, oceanos y cocoteros. Mi tio fue Pirata, biologo, mercader, pescador pero sobre todo aventurero, recuerd que soliamos emperillarnos al "Planeta Azul" y entre comentario y comentario del narrador y entre mono y leon de la pantalla Toño se lucia con los apuntes de viejo explorador saliendo con un - A mi, "ipulo", una vez en Japón casi me come un león, pero lo vi reflejado en el machete y de un salto me mande del Land Rover me salve yo... pero el carro enterito se lo comio el bicho ese, por dicha me salve, pero despues me toco salir a pie por media Africa hasta llegar a Corea" se imaginaran ustedes el desastre cuando en la escuela me intentaron enmendar la maraña geografica que se me armo en las tejas.
Esas historias abrieron mi interes por la lectura, y despues de libros y años en mis recuerdos sigue ese "ritmico salitre" que impregno toño en mi infancia, quien iba a decir que aquel anciano moreno de dudozo parentezco y nada de escolaridad marcara mi memoria mucho mas que Neruda, Garcia Marquez y Saramago.

El miedo, duele decirlo, me lo inyectaron mis padres en los tuétanos, me lo dejo ver a mi madre llorando por la infidelidad, ver a mi padre en ese se va - no se va, ver que en mi casa hubo un ocaso en el que llegaron hombres con placa de oficial a requisarnos la paz, ver a mi padre llorando en silencio detras del encierro de las paredes, la culpa y el porqué, esos miedos marcaron mi vida tanto que aun se me escapan las lagrimas, esos miedos que me sirvieron de ancla alguna vez, que me undieron en las drogas en la mocedad hoy me sirven de enseñanza y de aliento para seguir adelante despues de que sanan las heridas y todo vuelve a su cauce.

1 comentario:

  1. Muy cierto... Son demasiadas las cosas que lo pueden afectar a uno, aunque uno no se de cuenta, sea por no haberlo pensado o simplemente porque no creemos que sea así, lo llevan a tomar decisiones premeditadas y muchas veces absurdas, pero, cuando se descubren esas marcas en su vida, brota un sentimiento de miedo y dolor, que, por mas fuerte que sea, llevan al más duro a llorar como el niño que era en el momento que quedaron guardados esos recuerdos.Los traumas de la niñez muchas veces nuestra mente los bloquea y por eso cuesta darse cuenta lo mucho que nos afectan

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